Una relingas externas pueden ser una solución sencilla y eficaza para devolver un mástil de enrollar al sistema tradicional
Mástil de enrollar antes y después, con la relinga montada.
Desde la aparición de los mástiles de enrollar surgieron partidarios y detractores. A pesar de estos últimos, el sistema ganó adeptos y cada vez vimos más veleros con mayores enrollables dentro del mástil y los astilleros comenzaron a producirlos masivamente. Las ventajas de este sistema son que no hay que izar ni arriar, solo desenrollar para desplegar la vela, recuperar y rizar y, una vez en el puerto, no hay que plegar y cubrir la vela mayor sobre la botavara.
Sin embargo, lo que es bueno para alguna cosa no lo es para otra, por lo hay que decidir qué conviene más a nuestra manera de navegar ya que el rendimiento con estas velas es inferior a un sistema con sables horizontales. El mástil de enrollar es práctico pero tiene limitaciones, sobre todo para los más tradicionales que prefieren la seguridad de izar, arriar y tomar rizos a la vieja usanza. Lo que más conspira contra este sistema es cuando la vela se queda atascada dentro del mástil y no se puede enrollar o desenrollar. Esto no es culpa de los sistemas que, en general, son robustos. Demasiada tensión en el backstay curva el mástil e impide girar a la sección interna y mucha tensión en la driza provoca arrugas que no ayudan al enrollado.
Leyes rígidas
El manejo tiene rígidas leyes, si la vela se enrolla mal, floja y con arrugas es posible que no quiera salir, por lo que todo comienza con un buen enrollado manteniendo siempre tensión entre el cabo que enrolla y el que desenrolla para que la vela quede bien apretada. En general, una vela en buenas condiciones y bien diseñada se enrollará bien en casi todos los casos, pero una vela vieja, de material inadecuado, estirada o mal diseñada será una invitación a la catástrofe.
La aparición de los sables verticales aportó al sistema más área en el lugar más importante, la baluma, y añadió rigidez en esa zona para una salida plana, sin forma de gancho, típico en las velas enrollables sin sables. Los sables verticales son una solución pero no son comparables a la forma que desarrollan los sables horizontales y también si el mástil no tiene el espacio necesario o los sables son fabricados muy abultados serán un problema para el enrollado.
Durante décadas he escuchado a navegantes que han tenido malas experiencias con el mástil de enrollar y que consultaban la posibilidad de modificar sus mástiles para convertirlos al sistema tradicional. Por la razón que sea, nadie se ha ocupado del tema, quizás sea trabajoso o caro. Un amigo compró un ketch de acero de 15 metros y los mástiles, que habían sido de enrollar, no tenían las secciones interiores por lo que era imposible sujetarlas al mástil para izarlas o arriarlas. Me pidió ayuda y creo que encontré una inocente pero práctica solución. Sabiendo el espacio por dónde antes entraba la vela busqué una relinga externa que se adaptara al espacio. Estas relingas eran usadas en los primitivos mástiles de aluminio que eran solo un tubo pelado. Como la fijamos por dentro es imposible que los garruchos de la vela mayor la puedan sacar (espero que las fotos sean ilustrativas). Yo que he experimentado los avatares de los sistemas de enrollado durante los últimos 40 años puedo afirmar que esta puede ser una buena solución.