¿Cómo podemos amarrar en la costa una pequeña embarcación sin correr más riesgos de los necesarios?
El «dinghy cruising» es la navegación en pequeñas embarcaciones de orza rebatibles o poco calado, a vela, remos, generalmente de madera y que algunos, no puristas, completan con motores fuera de borda. No es una novedad. Estos dinghys, esquifes o doris tienen la ventaja de poder ser transportados en remolques y botados en rampas y playas. No hay que pagar amarres y se puede ir a lugares inaccesibles por tierra o intransitables para los yates de quilla. Básicamente, son «day sailers boats», para una navegada de unas cuantas horas y volver después a una cama confortable.
Hay veces que fondear es solo apoyar la proa en la arena y saltar a tierra sin mojarnos los pies. Sin embargo, en otras ocasiones las playas son de piedras o rocas, como también pequeñas olas pueden maltratar nuestra embarcación, por lo que en estos casos conviene mantenerla alejada un poco de la costa. En estas situaciones tenemos que poner en práctica técnicas como el «tendedero parar secar la ropa» (ver dibujo de arriba) en inglés conocido como outhaul. Consiste en fondear no muy lejos de tierra, dependiendo de la profundidad. Hay que amarrar el final de cabo de fondeo a la proa, pasarlo por la argolla del ancla y soltarla al fondo. Luego, remar a tierra filando cabo, afirmar otra ancla en la playa y pasar el cabo por la argolla, igual a la que fondeamos y amarramos el cabo en la misma cornamusa de proa. Se habrá formado una especie de circuito cerrado, de forma que cuando cobremos de un cabo el bote se aleje y cuando cobremos de otro lo traeremos a la costa. Hay que tener previsto un cabo de más del doble de la distancia a fondear. Obviamente no una los cabos con nudos, porque no funciona. Aunque este tipo de embarcaciones permite incursionar en lugares solitarios, es importante usar cabos que se hundan, es nuestra responsabilidad, para evitar que no se los lleven por delante las neumáticas o pequeñas embarcaciones plásticas a motor.
Otra opción llamada «fondeo Pitágoras», (dibujo de abajo) obviamente llamado así por el teorema para averiguar la medida de la hipotenusa, es más efectivo y fácil de realizar en entornos donde el rango de la marea es modesto o nulo, como en Baleares, y donde hay aguas profundas cerca de la costa. La técnica básica consiste en lanzar el fondeo en aguas profundas con suficiente holgura para permitirle remar y arrimar la embarcación a la orilla: un cateto del triángulo rectángulo. Después de bajar a tierra, se quita la holgura del cabo y se amarra a la proa. Luego se camina a lo largo de la orilla (el otro lado del triángulo) hasta que el barco esté lejos de la costa a lo largo de la «hipotenusa» formada por los dos catetos. El cateto largo, como en el dibujo, se asegura en tierra y el barco se mantiene cómodo en aguas profundas. Todo esto suena un poco técnico, pero no lo es, la práctica lo resuelve casi todo. Cuando hice mis primeros cruceros, allá por 1960, generalmente acampaba en la costa y ya usaba con éxito el sistema de tendedero para tirar de mi velerito de 12 pies que mantenía mi bote alejado de la rompiente, pero acampar en tierra me ponía a merced de los mosquitos. A partir de esas lejanas experiencias no tengo dudas donde pernoctar; lo deciden los mosquitos.