¿Por qué complicarse la vida con un barco grande si los mayores placeres los da uno pequeñoy? Juan José Merayo nos propone apuntarnos a un forma de navegar con mucha tradición en Inglaterra y Francia: el dinghy cruising

¿Ha escuchado alguna vez el concepto dinghy cruising o ir de crucero en un bote auxiliar o en un one design de cómo máximo 18 pies? Para muchos navegantes de vela ligera, ir de crucero es simplemente no estar en regata, cruzar la bahía con el 470, bañarse, comerse un bocadillo y volverse a última hora, típico de parejas jóvenes.

Para otros, significa algo distinto, siendo un fenómeno que cada vez gana más adeptos. Sea un cruce de cierto peligro a mar abierto, solo para expertos, o una navegación de 10 millas donde le esperan amigos que le ayudarán a asegurar el bote en una playita inaccesible. En comparación, si va en un yate y encuentra amarre en una marina, le estará esperando un señor que le pide su tarjeta de crédito. El crucero en un pequeño velero es como una brisa de aire fresco en un mundo competitivo, donde la vida cotidiana está cada vez más desconectada de los ritmos y el poder de la naturaleza.

El concepto es simple. Navegar en lo que sea que flote a vela, ayudado si es necesario con remos, a un lugar predeterminado es comúnmente conocido desde hace siglos como yachting. Concretamente desde 1660,  cuando los holandeses le regalaron un velero a Carlos II  y el rey enloqueció de contento dando comienzo al yachting en Inglaterra.

«En general se cree que para ir de crucero se necesita un gran yate», dice Roger Barnes, presidente de la Association Dinghy Cruising UK, quien señala que «en realidad muchos propietarios usan sus yates en cosas que podrían hacer con un dinghy». En youtube hay muchos videos de Barnes que son como una biblia de dinghy cruising.

En Inglaterra, con mucha tradicion en vela ligera, en cada club hay un one desig local como el Mirow  wayfares international 14/18 y muchos más que por unas pocas libras están listos para el crucero. Francia también tiene muchos de estos dinghys y los usan para crucero. En España, sin tanta tradición, siempre encontraremos algún bote arrumbado en un varadero que pueda servir. No buscamos velocidad, solo estabilidad y capacidad de carga.  Un pequeño catamarán puede servir, pero a mí no me gustan. Una propuesta más ambiciosa es hacerse un bote de contrachapado. El Goat islanf skiff de Michael Storer es el bote más sencillo y adaptable a una propuesta de dinghy cruising. Cuando no naveguemos, deberemos tener el barco en un remolque para poder bajarlo por las rampas. Lo que parece una complejidad resulta una ventaja porque se puede navegar donde uno quiera. A los fiordos noruegos por ejemplo, algo que los ingleses hacen a menudo.

El crucero en bote no es una solución para todos, el vivir con lo mínimo, mojado y sin WC es solo para algunos rústicos. Lo importante son las ventajas, ir donde otros no pueden, navegar en 30 centímetros de agua con un silencio absoluto. Aunque tiene algo parecido al camping, nos evitamos las caravanas, la música fuerte y los que se quedan hasta las tantas con las barajas. «Los barcos grandes obtienen la gloria, los pequeños hacen los navegantes».