Publicado en Gaceta Náutica, por Juan José Merayo de Incidence Sails Palma

Desde el primer momento en que dos veleros navegaron en el mismo rumbo comenzó la competencia, por llegar antes con la carga a puerto o por el solo placer de burlarse del vecino, sea su cuñado o el Principe de Nápoles. Después venía la eterna discusión que tu barco es mas grande, que es mas liviano, tiene mas velas y como consecuencia para que la lid sea pareja hay que dar ventajas al mas pequeño, el germen de los handicaps.

Es mi opinión y he sobrevivido a muchas como L.I.S. ( Long Island Sound) C.C.A. (Cruising Club of America) I.O.R. ( International rating Rule ) IRC, metre rule y muchas otra locales en America y Europa, que la distintas formulas de medición que se han usado a travez de los tiempos para establecer ventajas y desventajas que determinen la velocidad un barco respecto a otros distintos, rating, es la causa que los los veleros y aparejos sean como son. Esto no va desmedro de los diseñadores, en absoluto, que con su ingenio y capacidades técnicas han producido veleros que se adaptaron mejor peor a las formula y ademas fueron veloces y seguros. No todas las veces. Cuando se trata de establecer porque un barco tiene mas o menos manga, tiene un palo o dos, la responsabilidad es del diseñador pero la formula usada en ese momento tendrá mucho que ver en sus decisiones.
El propósito de cualquier fórmula de medición es permitir que yates de diferentes tamaños compitan juntos de manera justa, porque salvo circunstancias imprevistas, el yate más grande (y/o un propietario dispuesto a poner mucho dinero) tendría ventaja, a veces ni siquiera así logran ganar.
Viene a cuento la famosa regata Qeen ́s Cup, entre la goleta América y 14 yates británicos alrededor de la Isla de Wight en 1851 por la copa de las cien guineas de oro, como se la llamó hasta ese momento.
Debido a descalificaciones, varadas y colisiones, los imperturbables british se eliminaron uno por uno, sin emitir ni una justificadísima palabrota, dejando solo los yates más pequeños y las goletas de gavia, de ardua maniobra, que tardaban 45 min en virar por avante, para competir contra el inoportuno y desalineado yanqui.
Al final, el América de 170 toneladas llegó primero, pero fue seguido por el cutter de 47 toneladas, Aurora, que cruzó la línea de meta solo 8 minutos después. Si hubiera habido

JULLANAR, 1875, el primero en ganarle al sistema.

algún tipo justo, cualquiera, sistema de handicap en la regata, por tonelaje, eslora o lo que sea, los navegantes de hoy en día estarían compitiendo por la Copa Aurora este año, no por la Copa América.
Los primeros intentos de crear reglas de calificación se basaron en el antiguo sistema de medición de tonelaje británico, que se creó en la era del Pleistoceno para calcular el volumen de tonelaje de los grandes veleros comerciales. Se basaba en la capacidad de carga del buque en toneladas (a 35 pies cúbicos por tonelada) o, como algunos creen, en «tunes» (barriles de vino), es posible los yachtmen siempre tuvieron fama de bebedores. Por supuesto, no se incluyó el área de vela, ni se dieron créditos por aparejos menos eficientes, por lo que, naturalmente, en el campo de las regatas predominaron los cúteres. Eventualmente, esta regla fue modificada en 1854 como la Regla de Medición de Thames: Toneladas = ((L-B) x B x .5B)/94. Donde L es la longitud de la quilla y B es manga máxima). Pero los aparejos y velas aún se ignoraron y se eliminó la medición del calado. Una manera fácil de superar esta regla era acortar la medida de la quilla, y E. H. Bentall, el primer adelantado, encontró el agujero en la fórmula e hizo esto con el diseño de Jullanar en 1875 moviendo el timón radicalmente hacia adelante. Como resultado, Jullanar recibió una calificación más baja, ganó más regatas de las que le correspondían y fue la primera en romper las reglas. Debido a que la manga era un factor tan importante en la regla, otra forma de reducir la calificación era hacer que los yates fueran cada vez más estrechos. Jullanar ciertamente era delgado, pero la regla finalmente resultó en fenómenos como el “Oona”, con una manga de 1/6 de su línea de flotación. Se hicieron intentos para fomentar una mayor manga por la Regla de la Asociación de regatas de Yates de 1881, ((L + B) y sup2 x B)/1730, pero el Oona, diseñado en 1884 por el famoso G. L. Watson, otro ingenioso descubridor de agujeros, tenía 11,60 de eslora , 1,75 mts de manga, 1,90 de calado, ¡y llevaba 153 m2 de vela!…. una legítima tabla de canto.